“No oirá nada ni verá nada, sólo servirá”. “El mayordomo” Lee Daniels (2013)
por Elena Castelló | editorial Alberta La Grup | Febrero 2020
El anciano Cecil Gaines, interpretado por el actor Forest Whitaker, rememora en la película “El Mayordomo”, de Lee Daniels, su vida en el servicio doméstico, desde su adolescencia en una plantación de algodón de Georgia, en la que sus padres eran aparceros, hasta 2008, cuando es recibido por el Presidente Obama, tras trabajar medio siglo en la Casa Blanca para las familias presidenciales, desde finales de los años cincuenta, cuando es contratado como mayordomo del presidente Eisenhower. La historia está basada en hechos reales y describe la evolución de la sociedad norteamericana y del problema racial a través de la mirada de este hombre siempre “al servicio de”.
Pero, además de este retrato social y racial, la historia de Cecil como mayordomo tiene mucho que aportar sobre cómo han cambiado algunos papeles esenciales en el funcionamiento de una gran casa y sobre el papel que hoy desempeñan los nuevos mayordomos.
Cecil recibe como formación la frase lapidaria que encabeza este texto y que describe una forma de servir antigua en la que la entrega del mayordomo y su discreción son absolutas. Una mentalidad de corte británico que invisibiliza al mayordomo y le somete a una férrea disciplina.
Hoy, esta caracterización resulta difícil de compatibilizar con el servicio moderno. La misma palabra servicio resulta obsoleta. El concepto contemporáneo de la mayordomía es el del asistente: un profesional que es un cómplice activo, un ejecutor, alguien capaz de resolver todos los problemas que puedan surgir. En este concepto ya no caben definiciones por sexos y, aunque la discreción sigue siendo un requisito esencial, el trato es igualitario.
¿Qué otros rasgos definen a este mayordomo del siglo XXI?
Y, ¿qué es lo que le anima? ¿Cuál es el espíritu hoy de estos modernos mayordomos? Al contrario de lo que le enseñaron a Cecil, hoy es esencial la iniciativa. El mensaje es “nosotros nos ocuparemos de todo”. Esa es la respuesta inmediata a la petición urgente. El tiempo vuela y las necesidades se multiplican, se hacen más complejas. Y el nuevo mayordomo actúa siempre sin perder de vista lo que es importante y actuando en consecuencia. Y, algo esencial: conservando la dignidad, el respeto y la integridad. El nuevo mayordomo no es un sirviente, es un colaborador. Y su una entrega es profesional, pero también personal. “No hay nada más satisfactorio que esa expresión de plenitud y absoluta confianza que percibes en la cara de nuestro cliente cuando ve sus deseos cumplidos”, explica un Personal Assistant de hoy.
Por eso, al moderno mayordomo le hemos bautizado como Personal Angel.
Él cuida, vela, consigue, resuelve, colma. Sabe que debe enrazarse para conocer el terreno y así ser efectivo, detectando quiénes son las personas que pueden ayudarle. Y así se va construyendo una red de contactos que es uno de los valores más importantes de un Personal Angel. Conoce mejor que nadie el valor del tiempo, que permite obtener el resultado que se busca. Solo así es posible conseguir lo que se pide cuando se pide.
Un equipo bien entrenado lleva a cabo hasta 800 tareas para su cliente. Viajar, traducir, cuidar, comprar, verificar, comprobar, coordinar, cuidar, organizar, planificar, supervisar, comparar, escribir, llamar, describir, explicar, conducir, programar, pagar, notificar diseñar, ejecutar, decidir resumir, investigar, seducir… Son sólo algunas de las acciones del nuevo mayordomo. Y en todos los idiomas posibles.
Si deseas imprimir el artículo total o parcialmente, está bien. Únicamente, incluye la referencia biográfica al final del texto. Gracias! Marca Registrada © Alberta La Grup
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